jueves, 19 de enero de 2017

ﻱ Fravion - Capitulo I

El Mensajero

La noche había llegado al poblado, las calles se encontraban oscuras y silenciosas. Pocas eran las personas quienes transitaban y entre todos la gran mayoría eran fieles cazadores del reino. Hombres de grandes dones, algunos con el control sobre las armas, otros de la magia y muy pocos eran quienes podían controlar algunos elementos,cada cual era muy especial sin embargo todos se regían por las ordenes del gran rey de Avalon. Un hombre de gran fuerza que regia con mucha cautela su territorio, su nombre Afal.

Entre las calles se custodiaba quienes ingresaban y salían de ellas, los habitantes poseían una marca especial sobre el brazo; aquella marca era capaz de mencionar por si sola el don que profesaba su poseedor además de lograr.

Date prisa no tenemos mucho tiempo - murmuraba apenas audiblemente una mujer - no quiero esperar mas del necesario. Se trataba de una joven mujer de ojos negros tan oscuros como la noche, su largo cabello negro lo llevaba sujeto en una larga trenza que recorría su espalda, su piel tostada brillaba con la luz de la luna. Sus brazos se encontraban cubiertos con unos largos guantes y su ropa delgada se mantenía firmemente adherida a su piel, escondiendo su espada bajo la capa que cubría su cuerpo.

Tenemos que escondernos, no somos de este lugar y no tardarían ni siquiera unos minutos para eliminarnos, Necesitamos la información así que sabrás cambiar tu comportamiento y tu esencia. -cuestiono un hombre de mayor edad quien se encontraba oculto bajo una capa negra - tomas esto, y no lo usaras. Es solo para escondernos...

Lo encontraremos, estoy segura - sonrió la muchacha con mucha confianza - es de él, de quien estamos hablando...

El hombre asintió de manera rapida ante el comentario de la chica. Ambas figuras avanzaron entre las calles de piedra con mucha confianza sus ropajes habían cambiado, ahora ambos trajes era de un hermoso verde esmeralda, incluso unas pequeñas joyas del mismo color aparecieron a espaldas de sus manos identificándolos como habitantes de Avalon. Sus miradas se cruzaron durante un breve segundo, antes que el hombre se separara para dirigirse hacia uno de los establecimientos aun abiertos.

La joven espero en el exterior, sus ojos se mantenían firme en la entrada


martes, 30 de agosto de 2011

Primer capitulo

Ambas figuras avanzaban silenciosamente entre las calles oscuras, sus rostros y ropas se encontraban cubiertos bajo capaz de color verde esmeralda. Sus pasos eran rápidos y ansiosos. Se encontraban en los alrededores de la ciudad fortaleza de Iria, a cual se encontraba custodiada por sus mejores soldados. Todos los residentes del lugar llevaban consigo una joya de un color verde esmeralda la cual contenía sus armas, sus dones e incluso sus nombres todo lo que necesitaran estaban en esa pequeña joya.

Ambas figuras se detuvieron muy cerca a uno de los refugios que aun se encontraba abierto, las luces de su interior lograban colarse a través de las rendijas de la puerta. Ambos bajaron sus capuchas mostrando dos rostros completamente opuestos uno de ellos se trataba de un hombre mayor de piel bronceada y barba que cubría la mitad de su rostro, sus ojos azules mostraban astucia; a su lado se encontraba una joven mujer de piel bronceada sus ojos aun mas negros que la noche mostraban soberbia y perspicacia, su rostro era delgado y fino.

-- Date prisa - susurro la mujer al hombre - no tolerare error alguno, no tardes que no me gusta esperar...

-- Estas joyas que llevamos - mostró el reverso de la mano el hombre hacia la mujer, unas pequeñas joyas esmeraldas - ocultaran nuestra presencia, solo necesitamos tener cuidado para no tener la necesidad de usarlas o podríamos ser descubiertos...

-- Eso lo se - corto la mujer -te estaré esperando ve de una vez... o podría aburrirme y ocasionar algún pequeño destrozo.

El hombre se alejo rapidamente entrando al refugio que habían encontrado, un lugar donde solían reunirse los cazadores de diferentes regiones en busca de nueva información que podría llevarlos a su presa,todo por un poco de monedas de oro.

La joven recorría su pasos continuamente, esperando calmar sus ansias. Hacia ya meses que había salido de su tierra natal en la búsqueda de EL, su padre había logrado predecir su aparición y el deber como su sucesora era encontrarlo. Desde ya hace muchas centurias que Iria y Faez se encontraban en constantes disputas por el poder, ambos grandes países luchaban por regir la una sobre la otra, sin embargo sus fuerzas eran equivalente y ocasiones una guerra causaba el mismo daño en ambos sin lograr la victoria por ninguna de ellas.

Observo salir a dos hombres ambos robustos, quienes se alejaban lentamente del lugar. Había esperado lo suficiente incluso podía observar los pasos que había recorrido constantemente mientras calmaba su ansiedad.Era suficiente, así que sin mostrar duda alguna se dirigió hacia el refugio.

-- No pueden entrar con sus armas - le dijo el hombre que vigilaba las puertas, cuando llego a ellas - déjelas, en ese ambiente - señalo un gran estante que poseía un sin fin de armas de todos los estilos.

-- Me temo que es imposible- sonrío la mujer- quizás vaya a necesitarlas...

-- Con armas, no entrara - apareció otro gran hombre de silueta aun mas grande que el anterior - se lo advierto podría perder mucho mas de lo que vino a buscar...

las puertas se abrieron de un gran azote, mostrando a una joven mujer de esbelta figura avanzando a través del gran salón,y tras ella pudieron observar a dos grandes figuras humanas despidiendo humo de sus cuerpos ahora carbonizados.

--Debo mencionar que su hospitalidad merece una critica, no suelen cerrarme las puertas de modo que no estoy acostumbrada a tener que esperar tras ellas durante mucho tiempo.

Con su mirada rapidamente entre los presentes a su ayudante, encontrándolo sentado desde el fondo con otro hombre de edad similar. Se encontraba sorprendido, quizás por ser la primera vez que los guardianes eran derrotados tan fácilmente o quizás por tratarse de una simple mujer.

-- que has encontrado?! - pregunto a su ayudante- has tardado demasiado , no pude controlar mis impulsos.

El ayudante se mostro incomodo, sin embago logro terminar su parte obedientemente al información que deseaba.

Solo falta poco - sonrio al mujer, mientras un gran edificio en llamas se elevaba entre la ciudad - muy poco para obtenerlo...